Inicialmente queriamos hacerlo en 2º clase, compartimento de 4 camas. Pero finalmente, considero que tuvimos suerte al no tener plaza en 2º clase teniendo que meternos en 3º (170 euros, aire acondicionado y sabanas y manta incluidas). Ha sido toda una experiencia, hemos compartido vagon, lo que en este caso significa compartir tu casa, donde comes, duermes, pasas el rato, charlas,... con 54 personas durante 3 dias y 4 noches.


el vagon numero 12 del tren numero 2, que se llama Rosyina.
Teniamos de todo: 3 familias de gitanos(padres, madres, hijos,..), con todas sus bolsas, su comida (embutidos varios y noodles), los juguetes pa los niños, hasta un orinal pa la niña mas pequeña!.




Una obsesionada de la religion que se tiro 2 dias enteros leyendo en voz alta la biblia, como si estuviera predicando. La pobre señora que vivia en la cama de en frente, estuvo muda 2 dias, ya que la otra no dejaba de hablar.
Tuvimos rusos borrachos varios, la verdad que el consumo de vodka es increible aqui.
El ultimo dia se montaron en el tren dos monjas.
Bueno....digamos que hubo una gran variedad de gente pero que al final, por pasar tanto tiempo en un espacio tan pequeño todos juntos, tardamos poco en ser aceptadas y terminamos formando parte de aquella pequeña familia temporal. Hasta las azafatas nos cogieron cariño y una de ellas, antes de bajarnos en Irkustsk quiso sacarse una foto con nosotras!
Tomarte un par de cervezas no te arruina, pero se nota la diferencia de precio. El vagon restaurante es caro. De todas maneras nos vino bien para relacionarnos con otras personas en ingles y poder entendernos, que nos contaran su experiencia en 2º clase o en otro vagon de 3º clase...Fue interesante compartir impresiones del mismo viaje en el mismo tren, pero desde un punto de vista diferente.
Ha sido y sera una experiencia inolvidable. No solo por el calor humano de los rusos, que a pesar de ser frios a primera vista, luego son gente muy abierta, muy cariñosa y amable...pero el echo de atravesar Siberia en un tren, sentada mirando por la ventana tomando un te, comiendo, desayunando, charlando, leyendo, o tumbada en mi cama, escuchando musica, pensando, mientras contemplo el paisaje siberiano...ha sido...muy especial.
Mucho tiempo para pensar, para disfrutar de pequeñas cosas como la sonrisa de las niñas gitanas con las que jugabamos, o la mirada complice de las azafatas de vagon que nos han cuidado y que de vez en cuando aparecian con una bandeja llena de galletas y chocolates para vendernos. O lo curioso que resultaba que de repente apareciera alguien vendiendo souvenirs, que se sentara en una de las camas y los mas curiosos se acercaran a ver el 'puestecillo' que habia montado (incluso hubo quien se compro un juego de 6 copas decoradas con la catedral de San Basilio!) .
Ver pasar a aquella chica con el perro en cada parada para que el animal hiciera sus necesidades o ver como las mujeres gitanas preparaban las comidas y se las llevaban a los hombres a la otra esquina del vagon o la niña mas pequeña se ponia a hacer sus necesidades en aquel orinal en medio del pasillo...


Tantos momentos que me es imposible contar y que han sido protagonistas de esta experiencia inolvidable.


Es precioso tu relato, me imagino la cantidad de experiencias para el resto de la vida que han adquirido en este viaje...
ResponderEliminarun abrazo desde Chile...
Maravillosa experiencia!!
ResponderEliminar